¿Qué pasaría si probaras los métodos de Marie Kondo en el trabajo? Esta es mi historia.
Mi experiencia con KonMari comenzó unos meses después de iniciada la pandemia.
Empecé por su más reconocido trabajo sobre ordenar por aburrimiento. Admito que me sorprendió lo rápido que me identifiqué con sus ideas. Quizá fue por la rutina en la que estaba debido al encierro y al trabajo desde casa, pero inmediatamente estaba siguiendo religiosamente los pasos en casa. Durante un período donde pasábamos muchas horas dentro de casa, su proceso trajo la paz y la alegría que tanto necesitaba a mi hogar.
Sin embargo, el trabajo era una historia diferente. Si bien mi hogar transmitía tranquilidad, sentía lo contrario acerca de mi trabajo, que también estaba haciendo desde casa. Esto empeoró a medida que pasaban los meses. Como ingeniera de software, miraba el reloj y me daba cuenta de que estaba trabajando más y más tarde en la noche. El trabajo estaba invadiendo toda mi vida.
Debo mencionar que no soy consultora oficial ni experta en los métodos de Marie Kondo, ni la Sra. Kondo ha respaldado esta publicación de ninguna manera. Sin embargo, sus técnicas me resultaron útiles cuando las apliqué a mis decisiones en el trabajo, y me pareció una buena idea compartirlas aquí. Una vez que descubrí que podía usar estos métodos para ordenar y organizar mis pensamientos laborales, me sentí mucho más feliz en el trabajo y satisfecha con el código que estaba escribiendo.
Marie Kondo arrasó en los hogares en 2014 cuando presentó The Life-Changing Magic of Tidying Up: The Japanese Art of Decluttering and Organizing. Este libro, basado en su Método KonMariⓇ, tuvo un éxito inmediato, lo que llevó a The New Yorker a nombrar a sus seguidores como parte de un imperio del orden. En los años posteriores, se vendieron más de 8.5 millones de copias del libro y Kondo protagonizó dos series de telerrealidad de Netflix basadas en sus ideas.
Para quienes no conocen este mundo, los seguidores del Método KonMariⓇ siguen seis principios para elegir qué conservar al identificar qué “despierta alegría”, en lugar de centrarse en lo que se debe eliminar. Este método, aconseja Kondo, garantiza que estarás rodeado de objetos que amas. No estás obligado a desechar algo porque te desagrada activamente, sino porque estás agradecido de que alguna vez te hizo feliz, y ahora es el momento de dejarlo ir.
Si bien las técnicas de Kondo están pensadas para aplicarlas en el hogar, sus principios también son sorprendentemente eficaces en el trabajo, y no solo en términos de desorden físico en el escritorio. Sus principios son igual de eficaces cuando se aplican a las tareas y proyectos que las personas realizan cada día.
Las personas son más felices en el trabajo cuando pueden hacer las tareas calificadas para las que fueron contratadas. Eso es lo que les da energía y alegría. Sin embargo, actualmente pierden el 58 % de su tiempo en pormenores del trabajo, según el índice global sobre la Anatomía del trabajo de Asana de 2022, una encuesta a 10 000 trabajadores del conocimiento de todo el mundo.
A menudo, los mensajes casi constantes en la bandeja de entrada, las reuniones improductivas que podrían haber sido un email y una falta general de coordinación entre equipos se interponen en el camino para alcanzar esa alegría.
Después de un poco de introspección, me di cuenta de tres cosas tras analizar mi trabajo a través de una perspectiva KonMari:
- Trabajar hasta tarde no me estaba ayudando a alcanzar mis aspiraciones profesionales.
- En relación con ese primer punto, trabajar hasta tarde definitivamente no me “despertaba alegría”.
- Disfrutar del trabajo no debería ser la antítesis del avance profesional.
Pasé los últimos ocho meses siguiendo seis principios de KonMari en el trabajo. Cada uno se refleja bastante bien cuando pienso en el desorden cognitivo de mi día. Me ayudaron a reducir los pormenores del trabajo y a ser más productiva en áreas que me motivaban, sin sacrificar la sensación de paz.
Así es como puedes aplicar los principios de orden de Kondo a tu trabajo:
Principios 1 y 2: Comprométete a ordenar e imagina tu estilo de vida ideal
El propósito detrás de estos dos principios es definir tu intención y la dirección hacia donde avanzarás. En el trabajo, me resulta más fácil combinar estos dos conceptos en una acción: establecer objetivos para alinear la atención con la intención.
Parte del proceso para definir objetivos consiste en imaginar tu día perfecto en el trabajo:
- ¿Cuánto tiempo dedicas a fomentar sesiones de colaboración?
- ¿Cuánto tiempo pasas por tu cuenta en proyectos que exigen toda tu atención?
- ¿Prefieres responder preguntas o escribir documentación para esas conversaciones?
Responder estas preguntas me ayudó a establecer metas claras sobre lo que era importante para mí. Los objetivos ayudan con la priorización y evitan que definamos metas poco realistas al estilo de “resoluciones de Año Nuevo” que están condenadas al fracaso a fin de mes.
Para detallar los objetivos también necesitas reflexionar sobre tu capacidad y tus niveles de energía: ¿Cuánto eres capaz de hacer realmente?
Los objetivos laborales personales pueden incluir convertirte en analista sénior o encontrar un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Sea cual sea el objetivo, hacerlo cuantificable te permite medir el progreso. Una métrica de ejemplo para tu objetivo de lograr un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal puede ser salir de la oficina a las 17:30 el 75 % de los días del mes.
Principio 3: Examina los compromisos que ya no te dan alegría
Haz una lista con todas tus obligaciones y analízalas individualmente. Un compromiso puede ser tan pequeño como una reunión recurrente individual o tan amplio como tu función en el equipo. Al reunir todos tus compromisos y analizarlos individualmente, puedes determinar si alguno ya no te genera felicidad y por qué. ¿Sientes que estás para más? ¿Sientes que no avanzas y pospones las tareas cuando están relacionadas con la promesa que le has hecho al equipo?
Cuando el compromiso te quede pequeño, considera desligarte o delegar. Eliminarlo como área de responsabilidad no implica un abandono, ya que estos compromisos pueden ser excelentes oportunidades de crecimiento profesional o de aprendizaje para otra persona.
Principio 4: Ordena por categoría, no por ubicación
Este cuarto principio nos pide que demos un paso atrás y observemos el panorama completo.
¿Dónde pasas más tiempo? ¿Dónde te gustaría estar pasando más tiempo?
Evalúa qué tareas son las más importantes para ti y la organización, y deja el resto. Además, explora si hay trabajo duplicado, si puedes automatizar cualquier tarea o si puedes eliminar algún proceso.
Principio 5: Sigue el orden correcto
Pienso en este principio como organizar tu día de acuerdo con tus niveles de energía.
Los seres humanos no son máquinas que puedan dar lo mejor de sí a cualquier hora del día: nuestros niveles de energía suben y bajan a lo largo del día de acuerdo con nuestros ritmos circadianos.
Aprovecha estas fluctuaciones para aumentar tu productividad al realizar trabajos más difíciles o creativos durante los niveles máximos de energía y tareas más mundanas, como responder emails, durante los períodos en los que te sientes con menos energía.
Para lograr esta segmentación en el trabajo, intenta reservar tiempo en tu calendario para enfocarte y usa algún tipo de señal de “No molestar” durante estos períodos de mayor productividad.
Principio 6: Pregúntate si te “despierta alegría”
Para mí, este principio tiene una correlación directa con el trabajo. Antes de asumir nuevos compromisos, pregúntate si te “generará alegría”.
Puede ser un desafío diferenciar entre las responsabilidades que deseas asumir y los compromisos que parecen una buena idea, pero no son adecuados para ti. Algunas estrategias pueden ayudarte con esto, como “decir que sí con todo el cuerpo”.
Esta idea de decir que sí con todo el cuerpo implica que, ante una decisión, debes escuchar a tu mente y cómo reacciona tu cuerpo. ¿Qué sientes? ¿Nervios o miedo? ¿Molestia? ¿Entusiasmo? Escuchar a tu cuerpo también es parte fundamental del proceso de toma de decisiones basado en la alegría. Presta atención a esos sentimientos, ya que estas reacciones deberían aclarar si debes asumir el nuevo compromiso o no.
Antes de implementar estos consejos, una advertencia: evita la trampa de la productividad tóxica. El agotamiento es inevitable cuando nos esforzamos más allá de nuestros límites, y ese estilo de trabajo es insostenible.
Descubrí que aprovechar mejor mis horas de trabajo actuales y pasar mis horas libres haciendo otras actividades que amaba me brindaba alegría en todos los aspectos de mi vida, ya sea que estuviera trabajando o no.
Nasheya Rahman es ingeniera de software en Asana.
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